Una escapada a Melilla, ciudad de contrastes
- Borja Berlanga
- 19 nov 2016
- 2 Min. de lectura
La ciudad autónoma alberga un sinfín de rincones donde sumergirse en diferentes culturas, disfrutar de las playas e, incluso, adentrarse en el colindante Desierto de Marruecos. En este post vamos a realizar una pequeña escapada, ideal para un fin de semana, donde conoceremos lo que no te puedes perder de Melilla.
El comienzo de esta aventura será el viaje hasta el continente africano. La opción más económica es el servicio de Ferry, aunque el oleaje que suele tener esta zona del Mediterráneo será la primera anécdota que podremos contar de la escapada.

Una vez llegados a nuestro destino, partiremos hasta “La Ciudadela de Melilla”. Un barrio en el que comprobaremos los orígenes militares de la ciudad melillense. El siguiente punto será el Museo Militar, una buena forma de conocer buena parte del patrimonio que las fuerzas armadas le han brindado a esta ciudad.
Llegada la hora de comer, la mejor opción para reponer fuerzas es cualquiera de los bares que rodean al mercado marroquí. Allí podremos degustar algunos de los platos de la cultura musulmana: cuscús, pastelas y cómo no, los famosos pinchos morunos, aliñados con las mejores especias del Magreb.

Antes de abandonar este barrio, es indispensable comprar un buen queso de bola y las numerosas especias, que se venden a granel en los puestos del mercado. No sólo hay gastronomía. También nos podemos llevar de recuerdo algunos productos de piel o de cristal típicos de la cultura marroquí.
Continuaremos la tarde visitando la parte más moderna de la ciudad. La Plaza de España será el punto de partida de la cara más modernista de Melilla. El Reconquista y la Casa de Melul forman parte de este conjunto de edificios construidos a principios del siglo XX, producto de la variedad de perfiles que conviven en la ciudad.

Por último, subiremos hasta la parte alta de la ciudad. “Melilla la vieja” o “el pueblo”, como lo conocen sus vecinos, alberga entre sus murallas algunos de los edificios más tradicionales de la ciudad. Lo más importante de este lugar son las vistas que ofrece. Desde allí, podremos contemplar desde el Mar Mediterráneo hasta el árido Desierto de Marruecos.

Para finalizar nuestra jornada bajaremos hasta el puerto de Melilla. Allí, degustaremos los platos españoles típicos de la zona. Como broche final a nuestra escapada, podremos disfrutar de las vistas del puerto deportivo mientras tomamos una copa en una de sus terrazas.